Prólogo
Era, una oscuridad infinita.
No importa lo lejos que uno fuera, no tenía fin.
No importa cuánto uno esperara, no había amanecer.
Había un lugar, donde había luz.
Un trono que flotaba en la oscuridad – Solo ahí.
Un cumulo oscuro con la forma de una persona estaba sentado en ese trono.
Sus brillantes ojos rojos, aseguraban que no era solo oscuridad o algún tipo de sombra.
Por otra parte, no era como si esa fuera su verdadera forma.
Pero, no era como si tuviera una verdadera forma.
Se volvió así después de abdicar su derecho y responsabilidad de establecer su forma. Eso era todo.
Esa cosa que había abdicado incluso su nombre… era algo llamado “Dios Demonio”.
Dios Demonio.
La cima de todos los demonios.
El Creador de todos los demonios.
El enemigo de todo bien.
El enemigo de todo mal.
El tolerador de todo bien.
El tolerador de todo mal.
Aquel que afirma todas las contradicciones.
Aquel que trasciende todo lógica.
En este lugar donde incluso el caos parece razonable, el Dios Demonio miró abajo a la cosa que estaba frente a sus ojos.
Anteriormente fue un Humano llamado Nakajima Ryou.
“Ahora bien, supongo que primero tomaré una apariencia con la que te sería fácil conversar.”
Cuando el Dios Demonio dijo eso, buscó en el alma de Ryou.
Tomó la apariencia que Ryou temería menos, y que le causaría fácilmente una impresión favorable.
“… ya veo. Así que te gustan este tipo de cosas.”
Después de quien sabe cuánto tiempo, la figura de una jovencita apareció en el trono de oscuridad.
Su cabello negro crecía hasta sus hombros.
Ella tenía ojos negros que daban una impresión algo intensa.
Con sus labios rojo claro curvados en forma de una sonrisa, lo que cubría el cuerpo del Dios Demonio era, un vestido negro.
“Ahora bien, te explicaré la situación.”
El Dios Demonio, ella recostó su espalda contra el trono que se había vuelto más grande comparado con su cuerpo que se había transformado en el de una niña, y comenzó a explicarle a Ryou con un tono de voz que coincidía con la forma que había tomado.
“Tú, has muerto.”
Nakajima Ryou, veintinueve años.
La causa de muerte fue, un ataque cardíaco.
A pesar de ser informado de eso, el Ryou frente al Dios Demonio permaneció en silencio.
… No, era incapaz de producir palabras.
Era porque ahora mismo, el alma que una vez fue Ryou se había convertido en algo similar a una marioneta de porcelana ligeramente sucia.
“Un, parece que realmente viviste una vida inútil.”
Él hizo todo lo posible para no causar problemas a otras personas.
Sin desear un alto puesto, él conocía su lugar.
Aunque si tenía aspiraciones, la mano que extendió era pequeña.
Nakajima Ryou, él vivió una vida que la gran mayoría llamaría normal… o tal vez, una vida que estaba un poco por debajo de normal.
Tal vida, el Dios Demonio juzgó que era inútil.
Sin embargo, eso era algo que no se podía evitar.
Habiendo vivido simplemente siguiendo la corriente, había muy pocas cosas que Ryou había decidido por su propia voluntad.
El alma de Ryou, que temía a la idea de ser herido y se dejó llevar por la corriente, como para remarcar eso, no tenía apariencia humana sino que parecía una marioneta de porcelana.
“Sin embargo, eres bastante afortunado.”
Expresando una sonrisa hipócrita que parecía la de un hombre de negocios sin escrúpulos, el Dios Demonio se levantó del trono.
“De hecho, hay un mundo en el que acaba de abrirse una vacante como Rey Demonio, ya ves. Estaba pensando en enviarte ahí.”
Un puesto de Rey Demonio estaba vacante.
Eso sonaba como que había perecido.
Sin embargo, aproximándose al aún en silencio Ryou, el Dios Demonio habló mientras su sonrisa se intensificaba.
“No necesitas preocuparte. Te recrearé en una forma apropiada para que empieces como Rey Demonio.”
Incluso los contenidos del trabajo no son tan difíciles, fue lo que dijo el Dios Demonio riéndose.
“Es un trabajo simple de solo perecer contra el Héroe. Si esperas más que eso, bueno… supongo que todo depende de ti.”
Cuando ella dijo eso, el Dios Demonio rompió a Ryou en pequeños pedazos con un solo balanceo de su brazo.
“El nombre de tu nuevo ser es… veamos, u–n. Pensaré en eso cuando termine de crearte.”
Fue entonces que la conciencia que una vez fue Nakajima Ryou llegó a su fin.